Licencia de Actividad y Funcionamiento de Restaurante Cafetería: «Café Pombo»

Hemos tramitado la licencia de apertura y funcionamiento de un restaurante y cafetería muy especial, dado que también cuenta con zona de exposición de galería de arte: “Café Pombo”, situado en la calle Guillermo Rolland 7, Madrid .

Licencia Actividad Restaurante Cafetería

Café Pombo de Madrid, localizado en la Calle Guillermo Rolland, es un gran espacio multidisciplinar que cuenta con cuatro ambientes diferentes para una de las mejores experiencias gastronómicas y artísticas, en los que se pueden celebrar todo tipo de eventos privados. Exposiciones de artistas noveles y consagrados que cambian constantemente. Un centro cultural con restaurante.

Décadas atrás los bares hacían las veces de espacio cultural donde los intelectuales de la época intercambiaban, entre café y café, intuiciones y saberes. Ejemplo de ello es el Café Pombo madrileño, que vuelve a abrir las puertas que le fueron cerradas setenta años atrás por la Guerra Civil.

Ramón lo eligió precisamente porque “en ningún sitio iban a resonar mejor las modernidades que en aquel viejo sótano”.
El que fue santuario de la generación más importante de la vanguardia literaria y artística española, regresa convertido en un espacio multidisciplinar donde recuperar el gusto por todos los costados de la cultura. Situado en un edificio que un día fue el hogar del mítico genio Ramón Gómez de la Serna, en el barrio de Palacio, dispone de 500 metros cuadrados para dar cabida a propuestas artísticas, culturales y gastronómicas en los cuatro espacios acondicionados: galería de arte, biblioteca, cafetería y restaurante gourmet.

Licencia Actividad Cafetería

El deleite de los sentidos y la admiración por el arte culminan en Café Pombo en su espacio dedicado a la restauración, un ambiente en constante cambio y en simbiosis con la oferta cultural y artística donde podrás disfrutar de una experiencia gastronómica única.

En Café Pombo se cultiva un concepto gastronómico creativo y único, de recetas internacionales fusionadas con la cocina española elaboradas con productos frescos y de la primera calidad.

Propuestas culinarias sugerentes para cada instante del día, donde el Brunch y los aperitivos se suman a los almuerzos y las cenas en una carta internacional creativa elaborada cuidadosamente por su chef Francisco Solís.

Para los noctámbulos, y emulando las noches literarias de las que Gómez de la Serna era asiduo y confabulador, combinados, cócteles y tapas se sirven hasta el cierre. La Sagrada Cripta del Pombo reúne una carta de vinos, amplia y variada, adaptada a su oferta gastronómica para conseguir los mejores maridajes.

¿Quieres probar una hamburguesa de chocolate? Descúbrela en el brunch del Café Pombo, los sábados con música en directo y los domingos con cuentacuentos desde las 12 h.

Licencia de Funcionamiento Restaurante

Renace el local de la magia de ‘La Sagrada Cripta’ como espacio multidisciplinar para los amantes del arte, la literatura y la gastronomía.

Los fogones del Pombo pondrán al servicio de sus clientes un recetario rico en sabores de la cocina tradicional internacional, revestida con matices culinarios de los nuevos autores. El Brunch y los aperitivos se suman a los almuerzos y las cenas en una carta elaborada cuidadosamente por un equipo de expertos.

El Pombo abrió como la primera botillería de la capital a principios del siglo XX. El número 4 de la calle Carretas que albergó el local de los literatos, contrastaba por su antigüedad y aspecto castizo con los cafés más modernos y lujosos donde se reunían otras personalidades.

Las exigencias de las nuevas tendencias lo fueron convirtiendo en un café donde cada sábado noche, desde que se abriese en 1912 hasta su cierre en 1942, se celebraba la tertulia del ‘clan de Gómez de la Serna’. Tan valiosas fueron las conversaciones entre aquellas cuatro paredes, que el pintor José Gutiérrez Solana las retrató en su famosa obra ‘La tertulia del Café Pombo’, donde escritores como José Bergamín y Manuel Abril, el dibujante Salvador Bartolozzi, o los propios José Gutiérrez Solana y Ramón Gómez de la Serna aparecen concentrados en torno a una mesa llena de víveres.

Después de siete décadas, renace en la calle Guillermo Rolland número 7, la magia del café literario de la Sagrada Cripta. Escenario imprescindible para amantes del arte, la escritura y ahora además, la gastronomía. Propuestas culturales y culinarias sugerentes, entre textos y obras seculares.

Licencia de Actividad y Funcionamiento Restaurante Cafetería

La planta baja de este inmueble estaba inexplicablemente sin uso, cuando supo de su existencia Latifa Latif, una inquieta dublinesa de origen iraní -artista cuando se lo permite su trabajo de gestión cultural-, que estos días emprende una importante resurrección o, si creen en la inmortalidad, aborda el despertar de un sueño conciliado durante casi 75 años. El mítico Café Pombo, que sin el menor derroche estético se convirtió en confortable refugio de intelectuales a principios del siglo XX, antes de cerrar sus puertas un 08 de septiembre de 1950, acosado por la posguerra y otros desgastes, se reencarna en Pombo. La Sagrada Cripta, justo en el edificio donde nació Ramón Gómez de la Serna (1888-1963), alma de aquella botillería y sus tertulias.

“Puede que el propio Ramón, como se le conocía, haya hecho planes desde algún lugar. Puede ser una confluencia planetaria, pero lo cierto es que yo llevaba 4 años investigando dónde reabrir el Pombo, y la aparición de este lugar fue definitiva, porque se prestaba a mi objetivo de no abrir exactamente un restaurante, sino una galería gastronómica”, puntualiza Latifa. “De la Serna es mi escritor favorito. ¡No puedo defraudarle!”

El espacio ofrece un salón con barra principal, dos salas de muros enladrillados para exposiciones y eventos, una escalerita emocionante y sinuosa, un comedor íntimo y la cripta, ahora repleta de piezas de arte, desde la cual lo que se observa también tiene su arte: el trajín de la cocina, con el chef Francisco Solís al mando, que da bombones, no todos exclusivamente dulces, de tres o más chocolates; carnes que se truecan en manjares gracias al vapor -el modo de cocinar que no provoca sufrimiento en los productos-; salsas con vermú blanco, anchoas Triple Cero (de Santoña), panes madrileños, algunos acompañados de curry, otros de pasas; café colombiano, secado al solecito, ricos tés, y 70 referencias de vino, “como si cada plato quisiera parecerse a un cuadro”, explica Solís.

 

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